Urban 20: Una plataforma para incorporar género y cambio climático en la agenda urbana

La desigualdad de género y el cambio climático son nuevos temas de la agenda urbana con los que se cuenta con información y herramientas de planeación relativamente incipientes. Esto dificulta que puedan permear en las políticas de los gobiernos locales.

En pocos días tendrá lugar el Urban 20 (U20): un foro liderado por Anne Hidalgo, alcaldesa de París, y Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de Buenos Aires, para aportar soluciones al G20 y formular recomendaciones claras a los líderes nacionales sobre cómo incorporar estos temas en sus agendas. En este contexto, preparamos dos documentos técnicos que muestran cómo las ciudades pueden promover la igualdad de género y cómo pueden ayudar a alcanzar los compromisos del Acuerdo de París para hacer frente al cambio climático.

Las ciudades y el Acuerdo de París

Desde principios de esta década, en la comunidad internacional hay un consenso casi generalizado sobre la importancia del cambio climático en la agenda de desarrollo y sobre el papel central que juegan las ciudades. “Piensa globalmente, actúa localmente” es una de las expresiones usadas para reivindicar la importancia de combatir el cambio climático con acciones pensadas desde el territorio. Pero ¿qué tan involucrados están realmente los gobiernos y comunidades locales con esta agenda global?

Familia al lado de su casa destruida cerca a Naglebhare, Nepal. Fuente original: Asian Development Bank. Imagen sacada de: India Waterportal.

El documento técnico que realizamos el BID, la CAF y la AFD, es un esfuerzo  dirigido a : a) enfatizar el rol tan importante de las ciudades y gobiernos subnacionales para que la temperatura media global no rebase el límite de 1.5 grados; b) mostrar acciones climáticas atrevidas y ambiciosas en las ciudades y los beneficios que les han traído e; c) identificar esquemas institucionales y de gobernanza que permiten la coordinación entre distintos niveles de gobierno para cumplir con el Acuerdo de París (formalmente conocidas como Contribuciones Nacionales Determinadas o NDC).

Huracán Florencia. Una mujer y una niña caminan por la carretera inundada. Fuente: CNN.

Las ciudades generan más del 80% del PIB global, albergan a más de la mitad de la población (en América Latina más del 70%) y consumen más del 80% de la energía. C40 estima que acciones de eficiencia energética en urbes mayores a 100,000 habitantes permitirían alcanzar 40% del ahorro energético y la reducción de emisiones que se requiere para frenar el calentamiento del clima.  A su vez, los desastres naturales asociados al cambio climático podrían costar USD 314 mil millones anualmente y sumar a 77 millones de personas al universo de las que actualmente viven en condiciones de pobreza. Si los gobiernos locales incrementan sus acciones y reducen sus emisiones, para el 2030 podrían prevenirse 1.3 millones de muertes prematuras, se generarían 13.7 millones de empleos y nos ahorraríamos 40 mil millones de horas de viaje.

Sin embargo, las acciones solo serán exitosas si cuentan con apoyo tanto local como nacional. Existen dos maneras de lograr una integración vertical de las políticas climáticas:

  1. Establecer estructuras claras en todos los ámbitos políticos para dar certidumbre y transparencia a los roles que cada actor desempeña.En materia de estimación de emisiones GEI, los inventarios cantonales de Costa Rica y la herramienta Global Protocol for Community-Scale Greenhouse Gas Emission Inventories (GPC) son esfuerzos para homologar la cuantificación de emisiones GEI a nivel local y nacional.Por su parte, la Ley de Transición Energética en Francia es un buen modelo de coordinación y transversalización de políticas climáticas al establecer los esquemas de colaboración técnica y financiera con los gobiernos locales.
  2. Facilitar el acceso al financiamiento de los gobiernos locales y la movilización de recursos.Laemisión de bonos verdes municipales, como el de la ciudad de México, los fondos revolventes como el creado por la Municipalidad de Lisboa o impuestos locales al turismo y desarrolladores inmobiliarios para financiar proyectos de adaptación costera en ciudades del Caribe son esquemas innovadores en este sentido.

Las ciudades y la igualdad de género

Muchas veces el paisaje y las instituciones urbanas refuerzan y ​​exacerban las desigualdades de género. Un documento técnico desarrollado por representantes del BID, la CAF y ONU-Habitat (y disponible en inglés), analiza los desafíos ante la desigualdad de género desde tres perspectivas principales: la accesibilidad a los servicios urbanos; la accesibilidad política; y la accesibilidad económica.

Voluntarios rescatan niños de la inundación. Fuente nbcnews.com.

El acceso a las ciudades y a los servicios urbanosse encuentra restringido para las mujeres ante las limitaciones legales y culturales que este género tiene para acceder a vivienda asequible, y a su poca movilidad ante problemas tales como la seguridad y el alto costo del transporte público. Por ejemplo, tener un niño pequeño en la casa aumenta el número de viajes que realiza una mujer, lo cual representa un 23% adicional en el caso de Londres (BID 2015) y un 13% adicional en el caso de Buenos Aires (Ochoa y otros, 2014, en inglés).

Qué pasa cada vez que un cuidador tiene que llevar un carrito de bebé en el metro? Fuente: The Guardian

En cuanto a la accesibilidad política, los valores patriarcales que se internalizan en las normas y estándares tradicionales de género muchas veces restringen las mujeres a la esfera privada y les impiden participar en la esfera pública. Por ejemplo, a nivel mundial, las mujeres aún representan menos de una cuarta parte (el 23,7%) de los parlamentarios (Banco Mundial, 2017), y en América Latina, el Caribe y la Península Ibérica las mujeres representan menos del 15% de los alcaldes (CEPAL 2018). Sin embargo, estudios demuestran que es 29%-35% menos probable que las alcaldesas sean corruptas o participen en prácticas cuestionables (BID 2018).

Las desigualdades de género también limitan la participación económica de las mujeres y los beneficios que ellas pueden obtener de la economía urbana. Actualmente, a nivel mundial, la tasa de participación laboral de las mujeres es 49%, muy por debajo del 75% para los hombres (Banco Mundial 2018). En 2016 las trabajadoras a tiempo completo en Estados Unidos ganaban alrededor del 79% de lo que ganaban los hombres (Washington Post 2016). Mejorar la accesibilidad económica para las mujeres no solo se justifica desde la perspectiva de la igualdad, sino también por razones de eficiencia: el avance del empoderamiento económico de las mujeres podría sumar hasta 12 trillones de dólares a la economía global (McKinsey 2015).

Para mejorar el desarrollo sostenible de las ciudades, es esencial incorporar la igualdad de género en la planificación y gestión urbana, y en el desarrollo productivo de las ciudades. Si bien muchas de las políticas y de los cambios se realizan a nivel nacional, muchas de las acciones recaen en las autoridades locales, tales como promover usos mixtos para facilitar que las mujeres puedan combinar tareas domésticas y profesionales, y promover el diseño de espacios públicos seguros. En este sentido, es vital que las autoridades nacionales otorguen a las autoridades locales el poder de decisión y los recursos financieros adecuados para poder emprender estas acciones.

Aunque muchos gobiernos locales y nacionales aún no tienen una agenda clara de promoción de la igualdad de género para el desarrollo urbano sostenible, ciudades en Japón, México, El Salvador y España, entre otras, han demostrado los beneficios que trae una planeación urbana con perspectiva de género. Espacios como el U20 son claves para que los gobiernos y comunidades locales puedan alinearse y contribuir con acciones para promover la igualdad, reducir el calentamiento global y construir resiliencia ante sus efectos. Pensemos global y localmente. ¡Actuemos ya!

 

Fuente: https://blogs.iadb.org/

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