¿Cómo Santiago de Chile transformó una congestionada calle en una obra de arte?
En medio del centro de la ciudad, artistas ocuparon una calle temporalmente cerrada para crear un colorido paseo peatonal. Sin embargo, el futuro de esta obra es incierto.
Santiago, Chile – Fue todo en tiempo récord. En solo 30 días, más de 120 personas –dirigidas por el artista visual chileno Dasic Fernández (32)– transformaron una de las calles más congestionadas e icónicas del centro de la capital de Chile. Hoy, Bandera –próxima a la casa de gobierno y a la plaza de armas de la ciudad– es una verdadera pasarela coloreada a lo largo de sus 400 metros, gracias a una intervención urbana inédita en Latinoamérica.
Desde el municipio, las autoridades locales buscaban hacer algo con ese tramo de la calle Bandera, luego de que fuera cerrada al tránsito –vehícular y peatonal– por las obras de construcción de la Línea 3 del metro de Santiago. De esta forma, Fernández –quien reside en Nueva York– sumó fuerzas junto al arquitecto Juan Carlos López y en tres días desarrollaron una propuesta que conquistar al alcalde local: la idea era transformar a Bandera en un ejemplo de urbanismo táctico que fusionara arte y arquitectura, y que sentara precedente en cómo ambas disciplinas pueden exitosamente intervenir el espacio urbano.
El proyecto fue bautizado como Paseo Bandera, y no tardó más de tres meses en materializarse desde su concepción hasta su inauguración. La calle, ahora peatonalizada, abrió al público el 21 de diciembre de 2017, un poco después de las últimas elecciones presidenciales en Chile.
“La idea era peatonalizar la calle, que se le pusiera un poco de area verde, algo de color y mobiliario. No había nada muy elaborado por parte de la municipalidad”, dice Fernández, quien comenzó a pintar desde los 14 años, al sur de Santiago. “Escuchamos lo que querían y la verdad es que nos pareció que tenía un potencial tremendo”.
Si bien la propuesta ya era innovadora en lo visual, también lo fue en lo comercial: la Municipalidad de Santiago no tuvo que sacar ni un peso de sus bolsillos. El proyecto completo se financió, básicamente, a través del aporte que distintas marcas hicieron para visibilizar sus logos en el Paseo, por donde transitan decenas de miles de personas cada día. Con el dinero entregado por las empresas privadas, Fernández pudo cerrar el espacio a los autos y buses, comprar los materiales, y solventar los gastos que significaba transformar, pintar e intervenir la calle Bandera. Según el artista, el costo total del proyecto no superó los 550,000 dólares.
Escucha aquí extractos de la entrevista con Dasic Fernández, con quien conversamos en Santiago de Chile:
El mural, pintado sobre el asfalto de la calle, tiene una superficie aproximada de 3,300 metros cuadrados (o 35,500 pies cuadrados) y se extiende por casi cuatro cuadras en pleno centro cívico de Santiago. El paseo tiene tres tramos: el primero está inspirado en la historia prehispánica de Chile, y comienza en la intersección entre Compañía y Bandera donde se encuentra el Museo de Arte Precolombino; el segundo, quiere reflejar la diversidad actual del país gatillada por la inmigración y los cambios culturales; mientras que el tercero, entre las calles Moneda y Agustinas, busca retratar el futuro a través de un mobiliario más moderno y colores más fuertes.
“Hicimos un equipo de 20 muralistas locales e hispanoamericanos, quienes pintaron cada cuadra en ocho o diez horas. Hubo toda una coordinación. Fue una verdadera coreografía visual”, dice Fernández.
Sin embargo, el futuro de esta obra aún permanece incierto. El Paseo podría volver a abrirse a los buses y los automóviles. A fines de este año, la capital chilena deberá tomar una decisión sobre Bandera: reiniciar el tráfico de autos y buses; o mantenerla peatonal, pero de forma permanente. La calle seguirá tal como está ahora –peatonal e intervenida– hasta fines de agosto, fecha aproximada de la inauguración de la nueva Línea 3 del metro de Santiago, la que pasa justo por debajo de Bandera.
La decisión no está en manos de la Municipalidad, sino en las del Ministerio de Transportes chileno, quienes ya han señalado que la calle debe volver a abrirse al transporte público. Sin embargo, el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, buscará que Bandera permanezca como vía exclusivamente peatonal y convertirla en un espacio cultural. “Si dependiera solo de mí, se quedaría por siempre”, dijo al periódico chileno El Mercurio.
Esta no es la primera vez que la capital chilena experimenta exitosamente con el llamado urbanismo táctico. Desde 2011, agrupaciones ciudadanas comenzaron a trabajar para crear una pista para bicicletas a un costado del río Mapocho, columna vertebral de Santiago que atraviesa 16 comunas y divide a la capital en dos macrozonas, el norte y el sur. El proyecto –conocido como Mapocho Pedaleable y que cuenta con ciclovías de 5,2 kilómetros de extensión– se aprobó el año pasado y se supone podría estar funcionando en 2019. Otra iniciativa son las llamadas Plazas de Bolsillo, inauguradas en 2016 por el gobierno metropolitano. Esta táctica urbana permite que espacios deshabitados –generalmente en medio de la ciudad– puedan ser reacondicionados como plazoletas con mobiliario, cafés, áreas verdes y espacios de descanso. Santiago ya cuenta con once, y la idea se ha expandido ya a otras ciudades de Chile.
Si bien Fernández dice que está acostumbrado a que su trabajo sea temporal o reversible, él espera que el Paseo Bandera pueda permanecer como una vía peatonal, no sólo porque ya marca un precedente en la región, sino porque cree que son estos espacios los que crean un sentido de ciudadanía.
“Está difícil quitarle este paseo, esta revitalización, este refresco visual a la población”, dice. “Yo creo que esto marca un precedente. Van a salir más proyectos como este en la región. Estamos seguros de eso”.
Fuente: https://www.univision.com
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