¿Conduce el arte a la gentrificación de un vecindario?
Un reciente estudio concluye que las instituciones artísticas se concentran, en mayor escala, en barrios prósperos y gentrificados, más que en vecindarios en vías de gentrificación.
No es nada nuevo, forma parte de la leyenda urbana y el saber convencional: primero llegan los artistas y luego los yuppies. Pero, ¿ocurre realmente así? ¿Son los artistas el ‘pelotón de avanzada’ de la gentrificación y el desplazamiento de los más pobres?
Un reciente informe, aparecido en la revista Urban Studies, profundiza en el vínculo entre arte y gentrificación, es decir, el proceso de cambio demográfico de un vecindario que muchas veces termina aumentando los costos de vida para los residentes de más bajos ingresos, al punto de que estos se ven desplazados. El documento explora esta relación a nivel de código postal (barrios) en 30 grandes áreas metropolitanas de EEUU, o sea, con más de dos millones de habitantes cada una. Ahonda en la etapa comprendida entre 2000 y 2013, período de intensa gentrificación en algunas ciudades. Y este considera los efectos tanto de las bellas artes –incluyendo a los llamados artistas independientes, las galerías de arte, las escuelas de bellas artes, los museos, y las compañías de arte “performativo” – como el arte comercial, esto es, la industria cinematográfica, musical y de diseño.
En su investigación, los autores –Carl Grodach, de la Universidad de Monash, Australia; Nicole Foster de la Universidad de Texas en Arlington, y James Murdoch de la Universidad de Texas en Dallas– clasifican los barrios (es decir, los códigos postales) en cinco categorías: ‘prósperos’, ‘ya gentrificados’, ‘en vías de gentrificación’, ‘con potencial para ser gentrificados’ y ‘sin potencial para ser gentrificados’. Un barrio, para que se entienda mejor, era clasificado como ‘próspero’ si, al inicio de la investigación, se ubicaba en un 20% superior de la escala de ingresos del área. Por su parte, ‘en vías de gentrificación’ estaba aquel vecindario, entre 2000 y 2013, cuyo incremento en el porcentaje de personas mayores de 25 años con al menos una licenciatura fuera mayor o igual al aumento registrado en el área en cuestión.
Los códigos postales ‘gentrificados’ seguían la misma trayectoria de los ‘en vías de gentrificación’, pero además cuyo valor medio de la vivienda o cuya media de ingreso por hogar en 2013 superara el promedio de la urbe. Por su parte, aquellos ‘con potencial…’ tenían un ingreso medio inferior a la media urbana en el 2000 y un porcentaje de nuevas viviendas construidas en los ochentas o después también por debajo del promedio de la ciudad en el 2000.
Así las cosas, las áreas a las que se les atribuyó ‘ningún potencial de gentrificación’ eran, en cierto sentido, de clase media. No eran prósperas, pero sí superaban la media urbana en términos tanto de ingreso como de construcción inmobiliaria para el año 2000.
Contrario a la narrativa popular, el estudio afirma que las fundaciones de bellas artes y de arte comercial estaban todas más concentradas en áreas de gente pudiente, lugares ya gentrificados, e incluso en zonas que no tenían potencial para hacerlo. Los barrios en vías de gentrificación, de hecho, tenían las menores dotaciones de instituciones de arte y el menor crecimiento en ese sentido.
El gráfico que sigue muestra el panorama inicial en 2000. El patrón es similar tanto para las bellas artes como para el arte comercial: hay más de cada tipo de fundación en vecindarios prósperos como en aquellos ya gentrificados, por un lado, y en barrios sin potencial para gentrificarse por el otro.
El desplazamiento es un tema polémico asociado casi siempre a la gentrificación. La pesquisa analiza los efectos del arte en los desplazamientos, particularizando en los cinco tipos de barrio. Corroboramos, nuevamente, la polarización anterior. El desplazamiento es mayor en los barrios ya gentrificados y prósperos, por un lado, y en vecindarios sin potencial de gentrificación alguno, por otro.
El siguiente grupo de gráficos examina el vínculo entre artes, gentrificación y desplazamiento de 2000 a 2013. Aquí el patrón es distinto. Las fundaciones de bellas artes están significativamente concentradas en los barrios ya gentrificados y prósperos. Sin embargo, los centros de arte comercial se localizan ahora más en las zonas más gentrificadas, pero seguidas muy de cerca por las áreas ‘en vías de gentrificación’. Están menos ubicados en barrios prósperos. Irónicamente, son estas organizaciones movidas por el mercado –no las galerías de arte y las entidades artísticas sin fines de lucro– las que parecen estar buscando locaciones en barrios con rentas más baratas.
Estos son los patrones generales para las áreas metropolitanas. Pero, ¿cómo se compara esta tendencia en ciudades superestrella como Nueva York y urbes menos caras en el Cinturón del Sol?
Para hallar respuesta, el estudio pormenoriza en cuatro ciudades en específico. Dos de ellas son caras y superestrellas como Nueva York y Los Ángeles, las cuales además son sede de los sectores artísticos más desarrollados del país. Las otras dos, Chicago y Dallas, son menos caras y disponen de igualmente sólidos –aunque ni remotamente tan vastos– circuitos artísticos y culturales.
En términos globales, las tendencias en estas urbes siguen el patrón general: las instituciones artísticas tienden a ubicarse en áreas ya prósperas y gentrificadas. Aunque se advierten algunas diferencias llamativas.
Nueva York es el ejemplo más socorrido de gentrificación aupada por el arte, la ciudad en que artistas como Spike Lee, David Byrne, y Patti Smith han acusado de encarecer la vida de los artistas y los pobres por igual. Sin embargo, los barrios sin potencial para ser gentrificados tenían los mayores porcentajes de artistas en la Gran Manzana. Esto sucedió por igual en las bellas artes y en el arte comercial, tanto en 2000 como en 2013. Pero, a su vez, hubo una gran aglomeración de fundaciones de arte en barrios que experimentaron desplazamientos.
Dicho esto, el estudio halla poca evidencia de que el arte estimule la gentrificación en la llamada ‘capital del mundo’ .Los barrios en vías de gentrificación exhibían las menores congregaciones de instituciones artísticas en la urbe.
En Los Ángeles, el sector artístico estaba localizado sobre todo en los vecindarios prósperos y ya gentrificados, y tenía ligeramente menor presencia en barrios sin potencial para la gentrificación. Pero, reiteremos, que aquellas zonas en vías de gentrificación contenían la menor cantidad de instituciones artísticas.
Entretanto, en Chicago y Dallas también se verificaba un patrón bifurcado: las fundaciones de arte solían hallarse en barrios ya gentrificados y prósperos, por un lado, y en códigos postales sin potencial para la gentrificación, por otro.
En suma, el estudio encuentra poca evidencia de que el arte incentive la gentrificación. Tanto las entidades de arte comercial como de bellas artes tienden a aglomerarse en vecindarios prósperos y previamente gentrificados. De hecho, es menos probable hallarlas en barrios en vías de gentrificación. O, para decirlo en las palabras de los autores: “si bien el arte florece en el contexto de la gentrificación, la presencia de las artes no es la que condiciona esta relación. Antes compete a los ambientes gentrificados fomentar el crecimiento de las artes”.
En todo caso, el informe sugiere que la idea tradicional de que el arte presupone la gentrificación no tiene un fundamento serio. En la mayoría de los sitios, los artistas y sus instituciones tienen poco o nada que ver con la gentrificación. Es esta última la que, al parecer, los atrae.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.
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