Peatonalizar la calle para privatizarla
Desde hace años en todas las ciudades se están llevando actuaciones de humanización y peatonalización de sus viales. Y en líneas generales este proceso es beneficioso para la sociedad como desarrollamos en el artículo Peatonalización la eterna discusión. Pero paralelamente a la peatonalización de las calles, observamos un grave proceso de privatización.
Cada vez es menos común ver niños jugando o personas mayores charlando en las calles. A pesar de la humanización de las mismas la interacción social es menor, dando la sensación que el espacio público no está funcionando correctamente. Desde las primeras ciudades los espacios públicos se han configurado como los principales lugares de encuentro y socialización de la población.
Observamos que la humanización o peatonalización de las calles y plazas no tiene un objetivo social sino comercial. Estas vías recientemente humanizadas están repletas de terrazas y soportes de anuncios en diferentes formatos que hacen del paseo, la conversación, el encuentro, el disfrute o la mera contemplación de la ciudad una misión casi imposible. En la práctica estos espacios en vez de ampliar la superficie de tránsito y disfrute para los vecinos, la han reducido, ya que este espacio está invadido por sillas y mesas de las terrazas.
Debido a la crisis, muchos ayuntamientos ven la privatización de las calles, por medio de las terrazas y soportes publicitarios como una forma para compensar su bajada de ingresos, permitiendo un incremento sustancial de autorizaciones en el dominio público. La mercantilización de estos espacios por los poderes públicos favorece una sociedad más desigual y menos libre.
Esta situación se agrava en muchos casos por el diseño actual de los espacios públicos, creando lugares poco acordes a las necesidades de sus ciudadanos. Bajo las falsas ideas de modernidad, de diseño y de bajo mantenimiento, se crearon ámbitos banales, sin ninguna singularidad, y muy poco funcionales con un mobiliario urbano casi inexistente o que dificulta la interacción social. En estos espacios “humanizados” se han despreciado la importancia del arbolado, de las zonas de sombra o de los bancos, desarrollando grandes plazas o aceras “vacías” que puedan ser colonizadas por terrazas y soportes publicitarios. Para más inri, en los últimos años se ha creado un mobiliario urbano en contra de la población, promovido o en convivencia con nuestros dirigentes, como hemos visto en el artículo El enemigo en casa. Ciudades contra las personas.
Los espacios públicos como las calles y plazas deben permitir a toda la población el disfrute gratuito, interactuando y circulando libremente. Además se deben diseñar teniendo en cuenta las necesidades e intereses de la población, mediante procesos participativos.
Autor: Jose Taboada
Fuente: tysmagazine.com
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